Marina Porras (librera)
¿Cuál era su libro favorito de niña?
Creo que el primero fue Mil anys de contes. Había de todo en ese libro; los cuentos clásicos de Andersen y los hermanos Grimm, historias orientales, fábulas… Los cuentos estaban ordenados según el tiempo que tardabas en leerlos y mi madre nos los contaba a mi hermana y a mí antes de ir a dormir.
¿Recuerda algún libro ilustrado con especial cariño?
No son libros ilustrados, pero recuerdo pasar muchas horas mirando los dibujos de la colección de El pequeño Nicolás y de un clásico catalán, El zoo d’en Pitus. Supongo que éste último fue de los primeros libros que leí y le tenía un cariño especial.
¿Quién le recomendaba libros cuando era pequeña?
Cuando tenía cuatro años mi madre abrió una librería, así que tenía una preceptora de lujo y mucho margen para escoger.
¿Leía a escondidas?
A veces mis padres consideraban que ya era hora de ir a dormir y apagaban la luz, y cuando ellos estaban en su habitación la volvía a encender y seguía leyendo. Pero supongo que ya lo sabían y nunca había drama, o sea que no puedo incluir eso en el género místico de leer a escondidas.
¿Se compraba sus libros, iba a la biblioteca, tenía libros en casa…?
Lo de ser hija de librera tenía algunas ventajas, y es que nunca tuve restricciones para comprar todos los libros que quería y siempre estaba al día de todo lo que salía. Siempre he tenido más libros de los que podía leer.
¿Tiene alguna anécdota de cuando era pequeña relacionada con los libros?
Creo que me di cuenta que mi relación con la lectura era un poco intensa cuando tenía diez u once años. En clase una profesora preguntó quién había llorado leyendo un libro. Levanté la mano con indiferencia, porque para mí era obvio que los libros a veces hacen llorar. Y me di cuenta que era la única persona en clase que no había tenido reparos en confesarlo, que todo el mundo lo veía como algo vergonzoso o que no ocurría a menudo. Por eso creo que fue en ese momento que me di cuenta que tenía la lectura como algo muy interiorizado. Quizá fue en esa clase que me di cuenta que me tenía que dedicar a esto.
¿Qué tres libros para niños recomendaría?
Me lo pasé muy bien con la colección de Los Cinco. También con la colección de El vaixell de vapor, que no se acababa nunca. Y creo que leí casi entera la colección de Columna Jove, sobretodo los casos del Detective Flanagan, me lo pasé muy bien. En casa de mis padres aún guardo algunos de ellos, como se ve en la foto:
Algunas ediciones nuevas de libros antiguos retocan los textos para que resulten políticamente correctos. Es el caso de Los cinco, de Enid Blyton. ¿Qué le parece?
Una estupidez.
¿Cree que está bien planteado el tema de la lectura en el colegio?
Hablo por lo que veo en la librería: cuando los profesores se lo toman en serio y se preocupan de escoger bien los libros recomendados las cosas funcionan mucho mejor, y los niños responden. Los planes de estudio tienen que pensarse y hacerse bien. Lo que no puede ser es que los niños se aburran leyendo porque los libros están mal escogidos –y no hablo de clásicos–. Yo recuerdo aburrirme soberanamente con algunas lecturas juveniles que nos obligaban a leer en la escuela, y eso no tiene ningún sentido.
¿Cómo enfoca el tema de la lectura con sus hijos?
¡Cuando los tenga se lo contaré!
Marina Porras (Barcelona, 1991) es librera, crítica literaria y da clases de literatura. Está trabajando en una tesis sobre la obra crítica de Gabriel Ferrater. Podéis encontrar sus críticas en su blog y en su cuenta de Twitter.