Pilar Álvarez (editora)
¿Cuál era su libro favorito de niña?Mujercitas.
¿Recuerda algún libro ilustrado con especial cariño?
Cuando yo era pequeña creo que no tenía libros ilustrados, al menos no recuerdo grandes álbumes como los de ahora. Pero sí había libros con dibujos, algunos muy bonitos, como los de la biblioteca Gran Auriga, de Rialp, que ahora me doy cuenta de que estaban gravemente mutilados, pero eran preciosos. Y los troquelados que ahora se han reeditado como cosa “vintage”, con las ilustraciones de María Pascual. Y más adelante, los tebeos de Esther, de Purita Campos, que me siguen gustando mucho.
¿Quién le recomendaba libros cuando era pequeña?
Los profesores, desde luego, no: fui a un colegio muy poco animoso para la lectura, y creo que nos transmitían la idea de que leer, lo justo. Pero en casa había libros, grandes colecciones de clásicos y libros “por metros” como se estilaba entonces, con las obras completas de premios Nobel, los Episodios Nacionales completos, o colecciones de clásicos universales donde yo leí esos libros que ahora salen en editoriales “boutique” como grandes rescates, etc. Y nadie me prohibió nunca leer nada, que yo recuerde, así que me los leí todos.
¿Leía a escondidas?
No, pero tampoco recuerdo que me hicieran falta más horas para leer: por suerte, fui niña de los 70, cuando las tardes eran eternas.
¿Se compraba sus libros, iba a la biblioteca, tenía libros en casa…?
Nos compraban muchos en casa, creo que todos los que pedíamos, y también nos prestábamos mucho en el colegio. Si alguien recomendaba un libro, lo acababa leyendo toda la clase.
¿Tiene alguna anécdota de cuando era pequeña relacionada con los libros?
Recuerdo el shock que me produjeron dos libros en particular, Cascanueces y el rey de los ratones, de Hoffmann, que tenía en una recopilación de relatos de miedo; y Los viajes de Gulliver, que entonces era uno más de la lista de clásicos juveniles y se leía como si tal cosa. Yo notaba perfectamente que esos dos libros pertenecían a otro mundo, en especial la parte final de Gulliver, la de los yahoos, y me asombraba que estuvieran ahí mezclados con los demás. Recuerdo pensar “yo creo que esto no lo debería estar leyendo”, cosa que no he pensado muchas más veces en mi vida.
¿Qué tres libros para niños recomendaría?
¡Ingleses! Y no tres libros, sino tres autores: Roald Dahl, Tolkien y J. K. Rowling.
Algunas ediciones nuevas de libros antiguos retocan los textos para que resulten políticamente correctos. Es el caso de Los cinco, de Enid Blyton. ¿Qué le parece?
Creo que ahora nos gusta escandalizarnos de eso, y que es un poco tontería: estoy segura de que siempre se leyó en ediciones resumidas para niños, mal traducidas, expurgadas o incompletas. Es como escandalizarse de que Pérez-Reverte haga un Quijote infantil o Trapiello lo traduzca al español del siglo XXI: ganas de hacerse el íntegro y de despreciar la forma de leer de los demás. Enid Blyton siempre fue mala y estuvo siempre muy muy muy mal traducida, y mira que yo leí mucho, por supuesto, todos los Torres de Mallory, mellizas en Santa Clara, los cinco, los siete y demás. Pero creo que si los revisan un poco y actualizan la traducción será más bien para mejorarla, porque empeorarla no es nada fácil.
¿Cree que está bien planteado el tema de la lectura en el colegio?
No creo en la existencia de “el colegio”: creo que solo existen los profesores. Con suerte, tendrás como siempre uno o dos, en toda tu vida de alumno, apasionados por la lectura y capaces de empujarte a leer cosas que no leerías de no ser por ellos, y benditos sean. El colegio, como tal, no puede hacer nada; ese poder será siempre de una persona, y ojalá sea una profesora o un profesor.
¿Cómo enfoca el tema de la lectura con sus hijos?
Solo tengo uno, de once años ahora, y lee en modo atracón: todo Harry Potter, que son como 5.000 páginas, en tres meses, y luego semanas enteras sin abrir un libro. Yo no insisto mucho, pero ahí le dejo libros y más libros en su habitación, y le apago todos los cacharritos una hora antes de dormir, porque ese es el rato de leer. Creo que insistir más sería contraproducente.
Pilar Álvarez Sierra nació en Gijón en 1967 pero vive en Madrid desde muy joven. Es editora de no ficción (ensayo, divulgación, biografía, historia, música) en la editorial Turner. Antes trabajó como redactora, traductora de inglés y colaboradora editorial en general.