Juan Milà (editor)
¿Cuál era su libro favorito de niño?
Muchos, pero el primero que me viene a la cabeza es La isla del tesoro.
¿Recuerda algún libro ilustrado con especial cariño?
Los libros ilustrados me gustaban mucho. Desde los clásicos con ilustradores tradicionales, a libros divulgativos con láminas o atlas, hasta los tebeos. Recuerdo, por ejemplo, un gran libro ilustrado sobre los caballeros medievales, una enciclopedia de animales en tres tomos, otro titulado Dime cómo funciona, un libro con fotografías sobre la vida en un pueblo de la India que se llamaba Tooni the Elephant Boy, los álbumes de El príncipe Valiente de Harold Foster, los de Mafalda...
¿Quién le recomendaba libros cuando era pequeño?
No recuerdo que me los recomendaran cuando era pequeño. En la adolescencia, cuando los mayores ya sabían que me gustaba leer me hablaban más de libros, pero claro, yo desconfiaba de lo que me decían los adultos.
¿Leía a escondidas?
Sí recuerdo leer a escondidas, porque leer era refugiarse (de las obligaciones, entre otras cosas), tanto en casa como en el colegio.
¿Se compraba sus libros, iba a la biblioteca, tenía libros en casa…?
En casa había bastantes libros, y variados. Además, tuve la suerte de ir a un colegio donde los libros y la lectura estaban muy presentes (Garbí, un proyecto del pedagogo Pere Vergés, el fundador de la célebre Escuela del Mar en la Barcelona de los años 20). Íbamos desde muy temprano a la biblioteca del colegio cada dos semanas y anotábamos los libros que leíamos en un Cuaderno del Lector.
¿Tiene alguna anécdota de cuando era pequeño relacionada con los libros?
Hace unos pocos años, dentro de uno de los libros de mi infancia que conservo, un ejemplar ilustrado de La Odisea, descubrí un tarjetón que explicaba que había recibido aquel libro tras quedar segundo en el concurso de contar cuentos para celebrar el centenario de la muerte de Andersen. De golpe, recordé haber contado La reina de las nieves en el auditorio del colegio.
¿Qué tres libros para niños recomendaría?
En general, me parece que lo mejor es dejar que los niños graviten ellos solos hacia lo que les interesa. Suelen tener bastante claro lo que les atrae en cada momento.
Algunas ediciones nuevas de libros antiguos retocan los textos para que resulten políticamente correctos. Es el caso de Los cinco, de Enid Blyton. ¿Qué le parece?
En principio, me parece mal. Los niños deberían leer todo tipo de libros, muchos escritos en otras épocas, con sus diferencias, sus anacronismos, etc... Sin embargo, tampoco tengo una postura rígida al respecto. En ciertos caso, no me parece mal hacer alguna intervención menor si con ella el libro vuelve a leerse.
¿Cree que está bien planteado el tema de la lectura en el colegio?
No lo sé muy bien. Creo que en algunos aspectos ha mejorado. Y en otros, en cambio, hay algunas señales preocupantes. Me parece, por ejemplo, que hay cosas que ya no se hacen y que están muy bien, como tener que aprenderse poemas de memoria, o leer textos más difíciles y lejanos a la experiencia cotidiana de los alumnos. La idea de que la literatura infantil y juvenil ha de tratar solo lo que los niños y chicos de hoy ya conocen, y que ha de estar escrita en el lenguaje coloquial que usan, me parece muy empobrecedora.
¿Cómo enfoca el tema de la lectura con sus hijos?
Ahora tienen 15 y 13, y a los dos les gusta mucho leer. Cuando eran pequeños les leíamos mucho en voz alta. Recuerdo un par de años en los que les leí Harry Potter todas las noches antes de acostarse. Se acuerdan perfectamente. Y cuando eran mucho menores, les leía un clásico americano que se llama Goodnight Moon, en el que, al llegar la hora de dormir de un conejito, se da las buenas noches a diferentes cosas. Son unas pocas frases, pero algo tiene la manera en que está escrito (el ritmo, las rimas), que al acabar de leer la última frase yo mismo siempre bostezaba. El libro perfecto.
Juan Milá Valcárcel (Barcelona, 1965) lleva veinticinco años en el mundo del libro, los últimos doce editando novelas en Salmandra.