Susana López del Toro (periodista y coleccionista de libros en miniatura)
¿Cuál era su libro favorito de niña?
Cuando era niña no creía tener un libro favorito. Me encantaban todos los de Enid Blyton. Pero cuando miro hacia atrás, no recuerdo ninguna historia determinada del "Club de los cinco" ni de "Los siete secretos" y, sin embargo, me acuerdo perfectamente de las aventuras de Celia y de su hermano Cuchifritín, de Elena Fortún, y de las de Antoñita la Fantástica, de Borita Casas, que eran los que leía mi madre de pequeña y aún conservaba, así que los heredé. Aquellos me marcaron, sobre todo el primero Celia, lo que dice, que me resultó muy divertido y otro totalmente opuesto: Celia madrecita, donde se enfrenta a la muerte de su madre, las dificultades económicas... Muy poco después me hice fan de Sherlock Holmes, de Miss Marple y Hércules Poirot. Aún lo soy.
¿Recuerda algún libro ilustrado con especial cariño?
Sí los del Pato Donald, Mickey... Mi padre trabajaba en el taller gráfico donde se imprimía la edición española y nos traía siempre un ejemplar de lo que publicaban. Mi hermano y yo nos pegábamos por ser el primero en leerlos cada mes. También editaban un formato pequeño, semanal... Aún los conservo. Y, por supuesto, un par de colecciones de formato miniatura: la colección Mini Infancia, de Bruguera, cuyos tomitos tenían además un dibujito en el margen superior derecho que te permitía pasar rápidamente las páginas y darle movimiento a la imagen, a modo de foliscopio. También la colección Microbio, de Rollán Editores, unos troquelados pequeñísimos en los que los protagonistas siempre eran animalitos. Unos y otros me picaron el virus del miniturismo editorial.
¿Quién le recomendaba libros cuando era pequeña?
No recuerdo recomendaciones de nadie. Pero sí me fijaba en lo que leía mi hermano, que es mayor que yo, y seguía sus lecturas. Ya en la adolescencia, era mi madre quien me ofrecía determinadas colecciones que podían gustarme.
¿Leía a escondidas?
Sííí. Tenía (y sigo teniendo) una incapacidad total de abandonar una lectura cuando me engancha de verdad. Me daban las tantas con la luz de la mesilla encendida y, claro, era inevitable que mi madre me gritara desde su habitación que apagara ya. Así que me tapaba con la manta y usaba una linterna para continuar. Mi hijo también lo hace ahora... con el móvil.
¿Se compraba sus libros, iba a la biblioteca, tenía libros en casa…?
He tenido la suerte de disponer de una gran biblioteca en casa de mis padres. Ambos han sido grandes lectores y tenía todos sus ejemplares a mi disposición. Sin restricciones por edad, temática... Por supuesto, en cumpleaños, reyes y cuando caía enferma, siempre caía algún cuento o un libro.
¿Tiene alguna anécdota de cuando era pequeña relacionada con los libros?
Tengo cierta intolerancia al sol que, aunque ahora es muy llevadera porque hay muchos cosméticos protectores y medicamentos que solucionan el problema, de niña y adolescente me impedía bajar a la piscina o al parque en las horas en las que el sol era más fuerte. En aquella época, cuando no había tantos elementos de distracción como ahora y la programación televisiva era mínima, yo leía. Lo curioso es que, cuando ya había menos luz, y mis amigos venían a buscarme para dar una vuelta o jugar, estaba tan enganchada con la lectura que ponía excusas para no salir.
¿Qué tres libros para niños recomendaría?
Depende de la edad. Pero sin duda, algún pop up o libro que tenga movimiento. Un libro puede ser divertido por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Estoy un poco perdida con la producción editorial infantil. Mi hijo tiene ya 16 años y sus gustos han variado mucho. Pero cuando era pequeño estuvo muy "enganchado" a Gerónimo Stilton y a mí me gustaba porque le surgían muchas dudas y me preguntaba para confirmar datos. Si le despertaba la curiosidad, sin duda, es recomendable.
Algunas ediciones nuevas de libros antiguos retocan los textos para que resulten políticamente correctos. Es el caso de Los cinco, de Enid Blyton. ¿Qué le parece?
Absurdo. Hay que aprender a relativizar las cosas. Negar la realidad de otras épocas, cambiar el contexto histórico... es dañino para la salud mental y la educación.
¿Cree que está bien planteado el tema de la lectura en el colegio?
Por la experiencia que he tenido con mi hijo, creo que no. No se fomenta el gusto por la lectura. Lo plantean como una obligación, un deber más en lugar de algo lúdico, una vía de escape... En el colegio de mi hijo, tenían la obligación de leer un libro mensual sobre el que después debían realizar un ficha completa. La lectura le gustaba, pero cuando pensaba que tenía que redactar la ficha, se le quitaban las ganas. Terminaba asociando la lectura al trabajo posterior y eso es negativo.
¿Cómo enfoca el tema de la lectura con sus hijos?
Es importante que en casa haya libros, que te vean leer y, sobre todo, disfrutar con la lectura. Hay que hacer comentarios sobre su contenido, poner en común algo que me haya llamado la atención sobre un misterio, sensualidad, humor... Lo que sea, que pueda resultarle atractivo a él y que le pique la curiosidad para iniciar después su lectura. Eso me ha funcionado varias veces. El problema es que hoy en día hay elementos de distracción que antes no existían y el proceso para sacarles del ensimismamiento cibernauta es un trabajo ímprobo. Pero no hay que tirar la toalla. Otra cosa que me ha funcionado es comprar el libro de alguna película de moda, para que luego pueda comparar. Así se da cuenta de que recrear el texto en su mente ofrece muchas más posibilidades que las que plantea el director del filme.
De Madrid. Periodista. Redactora jefe de la revista urbana Vivir en Madrid; después de la edición española de la cabecera francesa BIBA. Editora de la revista Cosmopolitan durante 18 años. Siempre he sentido una extraña fascinación por los artículos pequeños y las miniaturas. Fruto de esta devoción y de mi amor por los libros, desarrollé una gran curiosidad por las ediciones minúsculas. Así que estudié, busqué e investigué el porqué se elaboran libros cuyas dimensiones hacen (casi) imposible su lectura. Cuando quise darme cuenta, me había enganchado a esta parcela tan particular de la bibliofilia y reunido una colección de más de 3.000 pequeños ejemplares que abarcan desde el s XVI a nuestros días. Con ellos y los dioramas que realizo sobre el mundo del libro y la literatura, organizo exposiciones en ámbitos culturales bajo el nombre de "La biblioteca de Liliput" y "La literatura Imaginada". Podéis verlo en mi cuenta de Instagram.