Patricia Castillo (Rock and Read)
¿Cuál era su libro favorito de niña? Me acuerdo de estar enferma en casa y que mis padres me trajeran Charlie y la fábrica de chocolate, de uno de los escritores preferidos de mis hijos, Roald Dahl. Mientras lo leía me sentí la niña más afortunada del mundo, no me podía creer que estuviese siendo partícipe de esa aventura maravillosa. Recuerdo perfectamente la emoción al leerlo, como si estuviese en una montaña rusa.
¿Recuerda algún libro ilustrado con especial cariño?
Tenía una enciclopedia infantil ilustrada que era mi gran tesoro. Lo que la hacía tan especial eran unas láminas transparentes que podías ir quitanto o añadiendo para completar la información sobre determinados temas. ¡Era lo más high tech que había en casa!
¿Quién le recomendaba libros cuando era pequeña?
Cuando vivía en Almería, los libros me los compraban mis padres, normalmente me los traían cuando venían de viaje. No recuerdo haber ido nunca a una librería a elegirlos. En el cole no se daba ninguna importancia a la lectura, no había biblioteca como tal, y lo poco que leíamos era lo que pidiese el temario. Cuando con 12 años me fui interna a Inglaterra descubrí lo que era una biblioteca de verdad. Del tipo de la de Hogwarts en Harry Potter, con suelos de madera de los que crujen al pisar, las estanterías labradas, los ventanales hasta el techo que daban al jardín... Me encantaba ir allí por las tardes a la hora de estudio, a buscar información o simplemente a leer. Era una especie de santuario.
¿Leía a escondidas?
En el internado en Inglaterra dormíamos en "cubículos". Los dormitorios eran inmensos y estaban divididos por paneles que no llegaban al techo, tampoco teníamos puerta, sólo una cortina. Me acuerdo que empecé a leerme Los tres mosqueteros, y claro, no podía dejar el libro. Así que cuando nos apagaban la luz, me subía a una especie de repisa, daba unos golpecitos en el panel y aparecía mi amiga Theola con su linterna. Así me terminé a los mosqueteros, leyendo debajo del edredón con la linterna, muerta de miedo por si me pillaba la prefect en una de sus rondas.
¿Tiene alguna anécdota de cuando era pequeña relacionada con los libros?
Con los libros en especial no, yo no era una niña muy lectora. Sin embargo, como a cualquier niño, me encantaban los cuentos. A mi madre la traía loca porque siempre le pedía que me contase el mismo, El enano saltarín. Y luego tuve la suerte de tener a un abuelo al que le encantaba contar cuentos. Cuando venía a verme se sentaba en un sillón al lado de la ventana, entonces yo corría a sentarme con él. Echábamos la cortina por encima, haciendo como una tienda de campaña que nos aislaba... y me contaba los cuentos más emocionantes y divertidos del mundo, que se inventaba sobre la marcha.
¿Qué tres libros para niños recomendaría?
¡No puedo elegir sólo tres! De todas formas, los mejores "recomendadores" de libros para los niños son los propios niños. Ellos saben qué les gusta y porqué. A veces, como adultos recomendamos libros que a nosotros nos gustaron de pequeños pero con los que los niños actuales no se identifican. Es mejor escucharles a ellos opinar. Por eso empecé la web Rock and Read con mis hijos, porque cada vez que alguien me preguntaba sobre libros, yo les daba los nombres de lo que estuviesen leyendo ellos, ¡y era acierto seguro! Las recomendaciones de nuestros pequeños blogueros (mis hijos y otros niños que colaboran), por edades, las podéis encontrar ahí.
Algunas ediciones nuevas de libros antiguos retocan los textos para que resulten políticamente correctos. Es el caso de Los cinco, de Enid Blyton. ¿Qué le parece?
Creo que la obsesión por lo políticamente correcto es un equivocación, y que a la larga, es más peligroso que el mal que quiere remediar. Intentar dar una imagen irreal del mundo a los niños, una imagen manipulada por los adultos, me parece un error fatal. Tenemos que educar a los niños en valores, nosotros los padres, y luego dejar que ellos sean críticos con el mundo imperfecto en la que van a vivir. Deberán decidir qué es lo que a ellos les parece mal o bien. Tendrán que convertirse en individuos con personalidad propia, forjada por su educación, pero también por su criterio y experiencia vital. Mejor que censurar es animar a que los niños lean variado, a diferentes autores, diferentes estilos, que conozcan, a través de los libros, diferentes formas que de ver la vida. Cuando son pequeños, lo fundamental es leer con ellos y comentar las situaciones, reacciones de los personajes etc. que van surgiendo de cada libro. Preguntarles: y a ti, ¿te parece esto bien?, ¿tú harías lo mismo? y dejar que piensen por ellos mismos y tengan su opinión razonada.
¿Cree que está bien planteado el tema de la lectura en el colegio?
Creo que la pregunta fundamental sería ¿está bien planteada la lectura en casa? Y la respuesta es un descorazonador NO. A amar la lectura se aprende en familia, en el sofá, en los brazos de papá o mamá. Hay que leerles a los niños, todos los días. Hay que poner voces al leer, y dejar que ellos comenten, y escucharles. Y cuando aprenden a leer, entonces hay que seguir leyéndoles. Y sobre todo, no hay que tener prisa en que lean ellos solos, porque un niño al que le gusten las historias que están dentro de los libros va a aprender a leer. Sin embargo, si a un niño al que le cueste le obligamos a leer solo, y le ponemos unas metas y tiempos, se le hará tan cuesta arriba que verá el libro como una tarea, un trabajo arduo y un aburrimiento supino.
¿Cómo enfoca el tema de la lectura con sus hijos?
A mis hijos trillizos les he leído todos los días desde que eran bebés. En casa he llevado siempre los horarios de los niños y sus rutinas a rajatabla. En lo referente a la lectura, antes de dormir, después del baño, echaba a abuelos, tíos, visitas... Se cerraba la puerta del dormitorio y empezaba el momento mágico de la lectura. Ya se me podía caer la casa encima que yo no abría la puerta. Y así hemos seguido hasta que tenían 12 años, con independencia de que ellos también leyesen por su cuenta en otros momentos; siempre les leía antes de dormir. Cuando eran más mayorcitos aprovechaba para leerles libros un poco más complicados. Por supuesto, el ser tan disciplinado con los horarios y rutinas es hacer algunas renuncias, pero a la larga ha sido la mejor inversión de mi vida. Ahora tienen 14 años y en mi casa nunca tengo que decirles que vayan a estudiar, lo hacen ellos solos, no tengo que decirles que se vayan a dormir, lo hacen ellos solos (a las 9:30 para leer un rato en la cama)... La lectura no es solo un placer, es también la base del estudio, la comprensión lectora es esencial para aprender cualquier asignatura (matemáticas incluidas), así que un niño que lee rápido y comprende bien lo que lee tiene ganado ya mucho en el colegio. Como digo siempre, transmitir el amor a la lectura es la mayor inversión que se puede hacer en la educación de un hijo, y sólo cuesta 20 minutos al día.
Sobre Patricia Castillo
Patricia es economista, licenciada por CUNEF y Máster en Economía Europea por la ULB. Ha trabajado en el mundo financiero (era Directora General de una SGIIC en Madrid) hasta que se fue a Londres a vivir con sus trillizos de 4 años y su marido. Cuando ellos tenían 11 años empezaron el blog Rock and Read, en el que sus hijos recomiendan los libros que se están leyendo.