Ana Bustelo (editora)
¿Cuál era su libro favorito de niña?
Crecí en Estados Unidos y aprendí a leer en inglés antes que en español. A los 6 ó 7 años mi libro favorito era Walter, the Lazy Mouse, sobre un ratón que era tan lento que hacía todo a destiempo, hasta el punto de que un día su familia se cambia de casa y se olvidan de él. Me aterrorizaba que me pasara lo mismo, porque soy como Walter, bastante lenta para casi todo. Algo mayor, leí y releí Stormy, la historia de un potrillo que nace en mitad de una tormenta en una isla de Virginia. Después me pasé al misterio, que me sigue encantando. Empecé con la serie de los tres investigadores que presentaba Hitchcock.
¿Recuerda algún libro ilustrado con especial cariño?
Los de Babar, Winnie-the-Pooh (fagocitado ahora por Disney), todos los de Tintín y La cabaña del tío Tom, que me impactó mucho.
¿Quién le recomendaba libros cuando era pequeña?
Como tenía un poco de lío con el inglés y el español, mi padre me suscribió a un club de lectura para niños que se llamaba Weekly Reader. Llegaban dos o tres libros maravillosos todos los meses ¡a mi nombre! Me sentía muy importante.
¿Leía a escondidas?
La que leía con una linterna hasta las tantas era mi hermana, mientras yo dormía a pierna suelta. Me gustaba leer, pero me gustaba mucho más dormir.
¿Se compraba sus libros, iba a la biblioteca, tenía libros en casa…?
La casa de mis padres estaba (y sigue estando) llena de libros. Mi padre creo que nunca nos ha regalado algo que no fuera un libro; en Navidad, mis tíos nos regalaban libros… Ya en España, los domingos íbamos con mi padre al kiosco de la esquina y nos compraba algo para leer, normalmente un “Dumbo” del Pato Donald.
¿Tiene alguna anécdota de cuando era pequeña relacionada con los libros?
Recuerdo que a mi hermana y a mí nos faltaban un par de Tintines para tener la colección completa e hicimos un intercambio con mis primos: El loto azul por el número 100 de los “Dumbos”. Mis primos se dieron cuenta del mal negocio que habían hecho semanas después e intentaron recuperar aquella joya, pero mi hermana y yo no cedimos. El loto azul todavía está en casa de mis padres…
¿Qué tres libros para niños recomendaría?
No lo sé, los niños de hoy probablemente no tengan que leer lo que leíamos nosotros. Quizá Las brujas o Charlie y la fábrica de chocolate (o cualquier otro de Roald Dahl, que resiste bastante bien el tiempo). He intentado que mis sobrinos lean Tintín, por ejemplo, y les parece muy viejuno, se ríen de mí. En cambio, sí han leído algo (poco) de Enid Blyton.
Algunas ediciones nuevas de libros antiguos retocan los textos para que resulten políticamente correctos. Es el caso de Los cinco, de Enid Blyton. ¿Qué le parece?
La corrección política y la literatura son incompatibles. Me parecería más sensato escribir buenos libros hoy que estar cambiando los que se escribieron ayer. Ahora que lo pienso, mis sobrinos habrán leído esta versión “light” de Los cinco.
¿Cree que está bien planteado el tema de la lectura en el colegio?
No tengo ni idea, pero me da la sensación de que, en general, no.
¿Cómo enfoca el tema de la lectura con sus hijos?
No he tenido hijos y no sabría por dónde empezar, pero cuando era pequeña había muchos ratos en que los mayores no nos hacían caso. Ahora estamos todos pendientes de las gracias de los niños. A nosotros, después de comer, nos decían: “hala, ahora a callar y a leer”. Y leíamos, callados, durante horas.
Sobre Ana Bustelo
Yo no quería ser editora, yo quería ser actriz. He buscado fotos de mí leyendo de pequeña y he encontrado miles de mí disfrazada. Pero el caso es que estudié Historia Contemporánea en la Universidad Complutense, sin gran entusiasmo. Al terminar, tuve la suerte de conseguir unas prácticas en la revista Historia 16, donde aprendí a editar libros. Después hice un Máster en Periodismo en la Universidad de Boston, pero ya siempre me he dedicado a los libros, con breves incursiones en el periodismo y alguna en la publicidad. Me considero una afortunada por haber podido trabajar en editoriales como Cátedra, Taurus y Planeta. De todas conservo estupendos recuerdos, lecturas y amigos. Ahora trabajo por mi cuenta y me gano la vida leyendo.