Ana Sanz Magallón (consultora de guiones)
¿Cuál era su libro favorito de niño? Puede que Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell.
¿Recuerda algún libro ilustrado con especial cariño?
Héroes en zapatillas. Alternaba una página seria y otra de viñetas, con el texto en verso, y contaba lo básico sobre personajes históricos importantes. Diógenes es al que más recuerdo, con su barril y su lamparita... Gracias a Héroes en Zapatillas tuve un barniz de cultura clásica que me quedó muy pintón durante muchísimo tiempo. También recuerdo otro libro ilustrado, lujosísimo, sobre los gnomos. Creo que lo tenía mucha gente, era muy de regalo de Primera Comunión.
¿Quién le recomendaba libros cuando era pequeño?
Mi hermano mayor. No solo me los recomendaba, también me los prestaba. Aún no le he devuelto El cuarteto de Alejandría que me prestó hace treinta años. No pude separarme de él, y sigo sin poder.
¿Leía a escondidas?
Nunca. De pequeña me dejaban hacer lo que me daba la gana. Aunque a veces entraba mi madre o mi padre en mi cuarto de madrugada y me decía que apagara ya la luz, que no iba a haber quien me levantara para ir al cole. Porque leía hasta que me picaban los ojos, y me iba dando permiso a mí misma: va, venga, un capitulito más... y luego seguía: bueno, ya, el último... y acababa leyéndolos de una sentada. Perdí esa sensación cuando empecé a leer esas cosas que uno tenía que leerse, y la reencontré a los veintintantos. Ahora le doy al binge watching, que es exactamente igual, pero con series.
¿Se compraba sus libros, iba a la biblioteca, tenía libros en casa…?
Tenía la biblioteca de mi hermano, y en la casa de enfrente vivía una prima muy lectora que lo tenía TODO.
¿Tiene alguna anécdota de cuando era pequeño relacionada con los libros?
Tenemos un tía monja que es dulcísima (cuando estuvo de profesora en un colegio en Jerez la llamaban la Madre Bizcotela) que se puso como una pantera al ver que mi hermano me había prestado un libro, bastante rollo, sobre Don Juan de Austria. No sé por qué, si era por lo de bastardo, o que leyó mal la portada y pensó que era Don Juan Tenorio... Pero me lo quitaron, así que cuando lo recuperé debí de ser la lectora más entusiasta y fascinada que tuvo el leño aquel.
¿Qué tres libros para niños recomendaría?
Peter Pan, de James M Barrie. Si es para que lo lean niños, no les insistiría en que fuera la edición que leí yo la primera vez –lo he releído mucho, es de mis libros preferidos. Era una traducción de Leopoldo María Panero, con unas “notas para una posible adaptación cinematográfica” que hablaba de sirenas crucificadas.
Historias increíbles, de La Plaga (Montse Ganges e Imapla). Un poco como Héroes en zapatillas, cuenta las aventuras de Shackleton, Amelia Earhart, Edmund Hillary...
El Principito, de Saint Exupéry. Claro, todo el mundo tiene que leer El Principito, aunque no sea muy original.
Algunas ediciones nuevas de libros antiguos retocan los textos para que resulten políticamente correctos. Es el caso de Los cinco, de Enid Blyton. ¿Qué le parece?
Abominable.
¿Cree que está bien planteado el tema de la lectura en el colegio?
No sé cómo está planteado, la verdad. Por cómo escriben los adolescentes en las redes sociales, deduzco que muy malamente.
¿Cómo enfoca el tema de la lectura con sus hijos?
Si los tuviera, imagino que lo haría fatal, empeñándome en que leyesen lo que a mí me gusta y arrancándoles de las manos lo que no.
Ana Sanz-Magallón es consultora de guiones y autora de Cuéntalo bien, el sentido común aplicado a las historias (Plot Ediciones). Vive entre Navarra, Cádiz y Madrid. Pueden encontrarla aquí.